EL
MUNDO
24 diciembre
2022
Saxenda
y Ozempic: fármacos para perder peso, ciencia sin
milagros
Boticaria García
Las redes han viralizado el uso de
moléculas capaces de simular la saciedad en el organismo y así eliminar los
kilos de más. Pero no son aptas para todos y se necesita receta
Si en la Navidad de 2021 no había cuñado que no fuera
experto en Bitcoins, esta Navidad en muchos hogares, y con permiso de Leo
Messi, la conversación gira en torno a los medicamentos "de moda":
Saxenda (liraglutida) y Ozempic
(semaglutida).
¿Quiénes son y por qué se han convertido en un oscuro objeto
de deseo?
Se trata de dos fármacos que han demostrado ser eficaces
para perder peso en personas con obesidad. Sin trampa ni cartón. Pero ¡ojo! con
prescripción médica.
¿Cómo funcionan estos fármacos?
En una palabra: sacian. Si no tienes hambre comerás menos y
si comes menos con el tiempo es muy probable que acabes perdiendo peso. Por
supuesto que hay más factores que intervienen en el sobrepeso y la obesidad,
pero si algo tenemos claro es que meter en el cuerpo menos energía suele ser de
bastante ayuda.
¿Cómo consiguen quitarnos el hambre?
Cuando llevamos un rato comiendo, en nuestras tripas
empiezan a liberarse unas hormonas llamadas incretinas (sí, no había otro
nombre más feo). Las incretinas envían una señal a nuestro cerebro diciendo:
"¡Stop! Para de comer que esto ya va a estando lleno...". La novedad
es que estos nuevos fármacos tienen una estructura similar las hormonas
saciantes y son capaces de encajar en sus mismos receptores como si de fichas
de puzzle se trataran. Así "engañan" a nuestro cuerpo haciéndole
creer que estamos llenos.
¿Estos fármacos puede tomarlos todo el mundo?
Aunque en TikTok se han viralizado
vídeos donde se aconseja alegremente su uso para perder esos kilillos de más,
esto no debería ocurrir porque se trata un fármaco que debe prescribir un
médico en pacientes con obesidad.
Entre los efectos secundarios más frecuentes están vómitos,
náuseas, mareos... pero aún hay más. Es un fármaco que puede estar
contraindicado en caso de problemas previos de tiroides, de enfermedad renal...
incluso se ha visto que podría provocar pancreatitis.
Por eso es fundamental que un médico valore si el paciente
es candidato y que, una vez establecido el tratamiento, lo monitorice.
¿Por qué están agotados estos fármacos?
Ahora mismo tenemos dos fármacos en caza y captura: Saxenda
y Ozempic. El primero está para la obesidad, cuesta
180 € y ¡dato importante! no está financiado por la seguridad social. Es
decir, si tienes obesidad y quieres usarlo, primero un médico debe prescribirlo
y después tienes que pagarlo a tocateja.
Por su parte, Ozempic es un
fármaco indicado para la diabetes tipo 2 que casualmente es primo hermano de
Saxenda. Ambos son de la misma familia y también sirven para perder peso. Ozempic tiene un precio de 125 € y sí está financiado
por la seguridad social, pero solo para las personas con diabetes.
¿Qué ha ocurrido? Como ambos sirven para perder peso, pero
uno es casi 60€ más caro que el otro, muchas personas con obesidad han
desplazado el uso de Saxenda por Ozempic, con el
consiguiente desajuste en las previsiones del laboratorio y dejando sin
suministro a algunas personas con diabetes. La Agencia Española de Medicamentos
y Productos Sanitarios (AEMPS) ha dictado unas pautas para garantizar el
suministro. Ya se está trabajando para que a ninguna persona con diabetes le
falte su tratamiento.
¿Realmente son necesarios? ¿No sería mejor combatir la
obesidad mediante dieta, ejercicio... y olvidarnos de fármacos?
¡Importante! Usar estos fármacos no implica dejar de comer
bien o dejar de hacer ejercicio. Pero la realidad es que en muchos casos no
basta con cerrar el pico y hacer deporte para bajar tanto de peso como se
esperaba.
La obesidad es una enfermedad de origen multifactorial y a
veces el tratamiento puede abordarse de ángulos adicionales. Cuando el resto de
las medidas no son suficientes los fármacos pueden ser una opción, igual que en
ocasiones lo es la reducción de estómago.
¿No es un riesgo que la gente que haga un mal uso de estos
fármacos?
Sí. Pero en muchas ocasiones también se hace mal uso de los
ansiolíticos (diazepam, lorazepam y otros amigos de la familia) y no por ello
dejan de estar disponibles bajo prescripción para quienes los necesitan.
Estos nuevos fármacos que han demostrado ser eficaces para
el control de peso pueden ser una gran herramienta para algunos perfiles de
pacientes. Recordemos siempre que son fármacos que precisan prescripción médica
y el acceso a ellos debe limitarse a las personas que realmente sean
candidatas.
¿Por qué es importante que la seguridad social financie estos
fármacos?
Porque las personas con obesidad necesitan todo el apoyo
posible y todas las herramientas para poder combatirlo. Estas innovaciones
terapéuticas no se pueden convertir en un tratamiento "para ricos"
porque sean pocas las personas que se puedan permitirse pagar esos importes al
mes.
Es fundamental acabar con el estigma, con ese cliché de que
quien tiene obesidad es porque no cierra el pico, o porque es un vicioso, o un
tragón... La realidad es que en muchos casos la persona no puede dejar de comer
porque algo está fallando dentro de su organismo.
¿Habrá novedades en 2023?
La buena noticia es que actualmente hay varios fármacos en
estudio. Una de las claves está en diseñar fármacos con distintas acciones.
Para entenderlo, es como si la molécula tuviera varias patitas: una podría
encajar en el receptor de la saciedad, pero, por ejemplo, otra podría encajar
en un receptor distinto que nos ayude a activar la grasa parda.
Insisto: sin dejar nunca de lado los buenos hábitos en
alimentación y el ejercicio físico, puede que nos encontremos ante un cambio de
paradigma en el abordaje de la obesidad.